En Estados Unidos
corrían vientos de duelo
ya que una semana antes,
habían asesinado a
Martin Luther King y la
Guerra de Vietnam
entraba en una espiral
cada vez más peligrosa
que dividía al país
entre pacifistas y
belicistas. |
Y allí, en el Augusta
National, había un
argentino que llegaba al
club con el título del
Open Británico de 1967,
la mejor carta de
presentación para ser
candidato. |
De Vicenzo había jugado
su primer Masters en
1950, pero por primera
vez enseñaba esa
impronta de campeón de
quien se alza con un
certamen grande. Y
soñaba, por supuesto. |
Roberto encadenó tres
primeras vueltas de 69,
73 y 70; un acumulado de
212 que lo había ubicado
a dos golpes de Gary
Player quedando 18 hoyos
para la definición. |
Aquel domingo 14 de
abril, día de su 45º
cumpleaños, De Vicenzo
arrancó la vuelta con un
águila en el hoyo 1,
para luego sumar birdies
en el 2, 3 y 8. |
En el séptimo hoyo ya
era el líder absoluto y,
mientras tanto, Goalby
se perfilaba también
como candidato al título
luego de varios
aciertos. |
En el 18, el Maestro se
pasó del green y con el
wedge quedó a dos metros
del hoyo, pero erró el
putt y firmó un bogey,
para concluir con 65
golpes (-7) y un total
de 277 (-11). |
Por su parte, Goalby
resolvió una situación
compleja en el 18 para
un par que le permitió,
también con 277
impactos, igualar la
línea del ex lagunero de
Miguelete. |
Concretamente, a Roberto
le molestó mucho ese
Bogey, al punto que lo
distrajo y lo sacó de
foco, digamos que no lo
pudo superar, y lo que
vino después, fue una
tragedia anunciada.
|
Quizás influyó el
barullo de la gente que
merodeaba la zona del
control de tarjetas,
quizás demasiada para un
lugar que necesitaba más
privacidad y resguardo. |
Tommy Aaron, su
compañero de juego aquel
día final, llevó el
registro de sus golpes y
se equivocó al anotarle
un 4 en lugar de un 3 en
el hoyo 17, lo que
totalizaba una vuelta de
66 golpes y un score de
278 (-10). |
"No creo que Tommy lo
haya hecho con
intención. Se descuidó,
pero el verdadero
culpable fui yo, que
debí haber controlado la
tarjeta para avalarla
con mi firma. Y ni la
miré", texto que el
Maestro repite cada vez
que se le consultaba por
aquél episodio. |
En los minutos
posteriores al torneo,
un miembro del Comité
Organizador de Augusta
le informó que había
firmado mal la tarjeta
ya que aparecía un golpe
de más. Goalby era el
campeón por un mal
cálculo. |
Aaron estaba
desconsolado y Roberto
andaba con la mirada en
un punto indefinido.
|
El mundo del Golf, era
testigo del birdie en el
17, sin embargo, ya no
había marcha atrás
después de la firma, era
cosa juzgada quedó 4
golpes en ese hoyo. |
Durante la entrevista a
dúo para la transmisión
oficial, en la que se
explicó el error y se
destacó la
caballerosidad del
hombre de Ranelagh,
Goalby pinzaba su
tabique con la punta de
dos dedos mientras
cerraba sus ojos,
cabizbajo, como si
estuviese sumido en un
lamento infinito |
Mientras tanto, El
Maestro Roberto De
Vicenzo, si bien se
mostraba sonriente,
sus ojos vidriosos
delataban una amargura
inconsoloable. |
Antes de aquel momento
en vivo en TV, entre las
autoridades debatieron
casi veinte minutos para
oficializar la decisión
de declarar ganador a
Goalby. |
En esa agitación
incómoda provocada por
la detección del error,
Clifford Roberts,
co-fundador del Augusta
National junto con Bobby
Jones, se inclinaba por
reconsiderar la
situación de Roberto. |
El tema que en la
discusión estaban el
temperamento
reglamentarista de Hord
Hardin, presidente del
torneo y, de Joe Day,
uno de los críticos de
golf más reconocidos de
la época en los Estados
Unidos y también
autoridad del Masters. |
Solo faltaba consultarle
a Jones, que desde 1948
tenía gravemente
afectado el sistema
nervioso y pasó sus
últimos años en silla de
ruedas. Igual, su
respuesta podía preverse
acorde con su filosofía
de toda la vida. |
Bobby Sentenció: "Se
ganará el Masters bajo
las reglas del golf y
mediante un juego
superlativo".
|
Fue justo allí donde se
esfumó el eventual
desempate en el hoyo 10
y con ello se sello el
adiós a la ilusión
argentina. |
A De Vicenzo, su actitud
le valió una medalla de
reconocimiento por
respetar fielmente el
libro de reglas. Además,
esa noche fue invitado a
la cena de honor para el
campeón, lo que no había
ocurrido jamás ni volvió
a suceder en el Masters. |
Entre tanto fue claro
que los jugadores
apoyaron al Maestro
porque entendieron que
un descuido no merecía
semejante castigo. |
Mientras que los
periodistas le
preguntaron si hubiese
aceptado un desempate.
"Yo no acepté ser
segundo, acepté el
reglamento. Primero
están las reglas, la
posición es secundaria". |
Esta respuesta es exacta
como
el libro
"Caballero, Golfista,
Triunfador", publicado
por su amigo Carlos
Oliva Funes. |
Al otro día, la
repercusiones en los
diarios. Todos en su
favor. The New York
Times escribió:
"Millones de
televidentes vieron un
empate, pero ganó Goalby
por un error". |
Por su parte The
Washington Post sugirió
que se realizara un hoyo
extra. Por consejo de
Day, Goalby se llamó a
silencio frente a todas
las críticas que le
cayeron e incluso, en
1969, rechazó de plano
la disputa de un match a
18 hoyos frente a De
Vicenzo por un premio de
90.000 dólares. |
Una suma hipertentadora,
teniendo en cuenta que
había recibido un cheque
de US$ 20.000 por haber
obtenido la chaqueta
verde. |
Goalby relato: "Cuando
llegué al 18 después de
la última ronda pensé
que había empatado con
De Vicenzo. |
Caminé directamente
hacia la mesa de la
anotación justo detrás
del green; fue un poco
caótico. Roberto y Tommy
Aaron estaban sentados
allí, al igual que mi
compañero de juego, Ray
Floyd, y creo que un
oficial. Me preguntaba
por qué Roberto todavía
seguía allí, porque
había jugado dos hoyos
delante de mí. |
Recuerdo haberle dicho
algo así como 'Supongo
que jugaremos juntos
mañana',
pero Roberto no me
respondió nada, parecía
perdido en sus
pensamientos. |
Luego Doc Middlecoff,
periodista CBS, me dijo:
'Acabas
de ganar el torneo'.
Le contesté: '¿De
qué diablos estás
hablando?'
Miré al tablero y
Roberto y yo aparecíamos
líderes con -11.
Entonces Doc, que estaba
al tanto de lo que se
decía a través de un
dispositivo de TV, me
confirmó: 'Roberto
arruinó su tarjeta de
puntuación". |
De Vicenzo (US$ 15.000
por ser segundo), estaba
convencido de que si se
hubiera quejado por su
gaffe en la aprobación
de su tarjeta, o hubiera
condenado públicamente a
Aaron, de quien siempre
mantuvo la máxima
confianza, habría
sufrido el rechazo
general del medio,
perdido su prestigio y
las chances de ser
invitado a otros
torneos. |
Superado el tema, no
fueron buenas las
experiencias de Roberto
en el Augusta National
después de 1968. |
A medida que
evolucionaba en el
tablero en los
siguientes Masters, el
público le empezaba a
gritar que no se
olvidara de firmar la
tarjeta y comenzaba a
jugar mal. |
No toleraba ese ruido
constante y esas burlas.
También, escuchaba
comentarios
distorsionados de lo que
realmente había ocurrido
con Goalby. |
"Recuerdo que un
espectador que caminaba
a mi lado en la cancha
le dijo a su hijo:
‘¿Ves?’, este señor es
el que se equivocó
porque no sabe sumar’,
para explicarle al chico
que debía aprender
Matemáticas".
|
Ese murmullo molesto al
maestro al punto que lo
llevó a desistir de
Augusta después de 1975. |
El mundo vio en esa
conducta mucho más que
las condiciones de un
golfista, el planeta se
enteró de los principios
de alguien que creyó
firmemente en los
reglamentos.
|
Durante esa angustia
insoportable, esa
autoflagelación ante la
TV cuando sentenció
"¡Qué estúpido soy!", su
honestidad aplastó
cualquier especulación o
artimaña que pudo haber
pensado para salir del
mal trago. |
Pero sin duda ese hecho
sumado a sus
interminables logros,
llevo a Roberto a
escribirlo en la
Historia del Golf como
el Caballero del
Deporte...
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