Hace más de un
siglo, cuando el
golf apenas
comenzaba a
expandirse más
allá de las
islas
británicas, un
nombre nacido
hace 155 años,
ya reinaba por
encima de todos:
Harry Vardon.
Vino a este
mundo en Jersey
en Mayo de 1870,
Vardon no solo
fue un golfista
extraordinario,
sino también un
verdadero
pionero que dejó
una marca
indeleble en la
historia del
juego.
Ganador del
Abierto
Británico en
seis ocasiones
(1896, 1898,
1899, 1903, 1911
y 1914), Vardon
estableció un
récord que, más
de cien años
después, aún
permanece
inigualado. Su
dominio durante
la llamada "era
dorada" del golf
británico fue
compartido con
James Braid y
J.H. Taylor, con
quienes formó el
célebre "Gran
Triunvirato".
Entre los tres,
acumularon 16
títulos del Open
Championship, y
transformaron al
golf en un
deporte
competitivo,
técnico y con
alcance global.
Pero Vardon fue
más que un
campeón. Fue un
innovador, un
pensador del
juego. A él le
debemos la
creación y
popularización
del famoso "Vardon
Grip", la forma
de empuñar el
palo que hoy
usamos millones
de golfistas
alrededor del
mundo. En
tiempos donde no
existía el
coaching moderno
ni las
herramientas
tecnológicas,
Vardon
desarrolló un
método simple,
efectivo y
elegante que aún
perdura.
Publicó más de
seis libros
sobre golf a lo
largo de 25
años, en los que
compartía no
solo técnica,
sino también
filosofía y
pasión por el
juego. En uno de
ellos, dejó una
definición que
retrata el alma
del golfista con
una sensibilidad
pocas veces
vista:
"El golf es un
juego extraño.
Hechiza y
exaspera, halaga
y desilusiona,
eleva por las
nubes al jugador
haciéndole creer
en su talento y
en el momento
menos esperado
lo suelta, para
estrellarlo con
su realidad
(...). Este es
el secreto de su
seducción, la
que termina
siempre
ofreciendo un
panorama
ilimitado de
esperanza."
En 1900, Vardon
cruzó el
Atlántico y ganó
el U.S. Open,
convirtiéndose
en el primer
británico en
conquistar ese
título. Su gira
por Estados
Unidos ayudó a
popularizar el
golf en América
del Norte, en
una época donde
el deporte
recién comenzaba
a ser conocido
por fuera de
Escocia e
Inglaterra.
Su legado fue
tan profundo
que, desde 1937,
el PGA Tour
entrega el
“Vardon Trophy”
al jugador con
el promedio de
score más bajo
del año. Ese
mismo año, Harry
Vardon falleció,
dejando una
herencia que
atraviesa
generaciones.
Recordarlo hoy
es más que un
homenaje. Es un
reconocimiento a
uno de los
pilares del golf
moderno. Un
hombre que no
solo ganó
campeonatos,
sino que moldeó
la forma de
jugar, enseñar y
sentir el golf.
A más de cien
años de su época
dorada, Harry
Vardon sigue
siendo el
caballero eterno
del golf.
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